domingo, 3 de febrero de 2013

Mucho tiempo ya que no tomaba este proyecto,tres años para ser mas exacto,y quiero retomarlo comentando esta vez un libro que tal vez pueda parecer un poco complicado para algunos,que no es libro dirán otro, pero lo cierto es que es el primer libro que imprime gutemberg en la imprenta, dejando descansar de una vez a los copistas...La Biblia, que en su definición mas estricta es "los libros", es el conjunto de libros de las religiones judeocristianas,escrito en dos partes, una que reune los libros de la antigua alianza (antiguo testamento), donde jehova realiza la promesa al pueblo judio y la segunda que corresponde a los evangelios que represente el cumplimiento de dicha promesa y la anunciación de la buena nueva (evangelio) por parte de Cristo (Nuevo testamento). Cuando uno se enfrenta o se aproxima a este libro lo puedo hacer leyéndolo como un libro, que es lo que es, y a uno puede gustarle o no la y las historias narradas en el, también puede ser leído desde una mirada de fe, tratando de comprender el mensaje impreso en ella...de una u otra ,manera es un libro que debe ser leído..tratar de entenderlo es mas complicado si no se tiene una mirada de fe... Así parto esta nueva etapa.
 El genesis
 La creación
 1:1 En el principio creó Dios los cielos y la tierra. 1:2 Y la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas. 1:3 Y dijo Dios: Sea la luz; y fue la luz. 1:4 Y vio Dios que la luz era buena; y separó Dios la luz de las tinieblas. 1:5 Y llamó Dios a la luz Día, y a las tinieblas llamó Noche. Y fue la tarde y la mañana un día. 1:6 Luego dijo Dios: Haya expansión en medio de las aguas, y separe las aguas de las aguas. 1:7 E hizo Dios la expansión, y separó las aguas que estaban debajo de la expansión, de las aguas que estaban sobre la expansión. Y fue así. 1:8 Y llamó Dios a la expansión Cielos. Y fue la tarde y la mañana el día segundo. 1:9 Dijo también Dios: Júntense las aguas que están debajo de los cielos en un lugar, y descúbrase lo seco. Y fue así. 1:10 Y llamó Dios a lo seco Tierra, y a la reunión de las aguas llamó Mares. Y vio Dios que era bueno. 1:11 Después dijo Dios: Produzca la tierra hierba verde, hierba que dé semilla; árbol de fruto que dé fruto según su género, que su semilla esté en él, sobre la tierra. Y fue así. 1:12 Produjo, pues, la tierra hierba verde, hierba que da semilla según su naturaleza, y árbol que da fruto, cuya semilla está en él, según su género. Y vio Dios que era bueno. 1:13 Y fue la tarde y la mañana el día tercero. 1:14 Dijo luego Dios: Haya lumbreras en la expansión de los cielos para separar el día de la noche; y sirvan de señales para las estaciones, para días y años, 1:15 y sean por lumbreras en la expansión de los cielos para alumbrar sobre la tierra. Y fue así. 1:16 E hizo Dios las dos grandes lumbreras; la lumbrera mayor para que señorease en el día, y la lumbrera menor para que señorease en la noche; hizo también las estrellas. 1:17 Y las puso Dios en la expansión de los cielos para alumbrar sobre la tierra, 1:18 y para señorear en el día y en la noche, y para separar la luz de las tinieblas. Y vio Dios que era bueno. 1:19 Y fue la tarde y la mañana el día cuarto. 1:20 Dijo Dios: Produzcan las aguas seres vivientes, y aves que vuelen sobre la tierra, en la abierta expansión de los cielos. 1:21 Y creó Dios los grandes monstruos marinos, y todo ser viviente que se mueve, que las aguas produjeron según su género, y toda ave alada según su especie. Y vio Dios que era bueno. 1:22 Y Dios los bendijo, diciendo: Fructificad y multiplicaos, y llenad las aguas en los mares, y multiplíquense las aves en la tierra. 1:23 Y fue la tarde y la mañana el día quinto. 1:24 Luego dijo Dios: Produzca la tierra seres vivientes según su género, bestias y serpientes y animales de la tierra según su especie. Y fue así. 1:25 E hizo Dios animales de la tierra según su género, y ganado según su género, y todo animal que se arrastra sobre la tierra según su especie. Y vio Dios que era bueno. 1:26 Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen,conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra. 1:27 Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó. 1:28 Y los bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla, y señoread en los peces del mar, en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra. 1:29 Y dijo Dios: He aquí que os he dado toda planta que da semilla, que está sobre toda la tierra, y todo árbol en que hay fruto y que da semilla; os serán para comer. 1:30 Y a toda bestia de la tierra, y a todas las aves de los cielos, y a todo lo que se arrastra sobre la tierra, en que hay vida, toda planta verde les será para comer. Y fue así. 1:31 Y vio Dios todo lo que había hecho, y he aquí que era bueno en gran manera. Y fue la tarde y la mañana el día sexto.

Dios llama a Abram

12:1 Pero Jehová había dicho a Abram: Vete de tu tierra y de tu parentela, y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré. 12:2 Y haré de ti una nación grande, y te bendeciré, y engrandeceré tu nombre, y serás bendición. 12:3 Bendeciré a los que te bendijeren, y a los que te maldijeren maldeciré; y serán benditas en ti todas las familias de la tierra. 12:4 Y se fue Abram, como Jehová le dijo; y Lot fue con él. Y era Abram de edad de setenta y cinco años cuando salió de Harán. 12:5 Tomó, pues, Abram a Sarai su mujer, y a Lot hijo de su hermano, y todos sus bienes que habían ganado y las personas que habían adquirido en Harán, y salieron para ir a tierra de Canaán; y a tierra de Canaán llegaron. 12:6 Y pasó Abram por aquella tierra hasta el lugar de Siquem, hasta el encino de More; y el cananeo estaba entonces en la tierra. 12:7 Y apareció Jehová a Abram, y le dijo: A tu descendencia daré esta tierra. Y edificó allí un altar a Jehová, quien le había aparecido. 12:8 Luego se pasó de allí a un monte al oriente de Bet-el, y plantó su tienda, teniendo a Bet-el al occidente y Hai al oriente; y edificó allí altar a Jehová, e invocó el nombre de Jehová. 12:9 Y Abram partió de allí, caminando y yendo hacia el Neguev.

miércoles, 23 de diciembre de 2009

A Julio Cortazar se le ama o se le odia, no es un escritor que uno pueda leer y no simpatizar u odiarlo...Lo conoci por los años 80s cuando el fulgor de la lucha contra la dictadura comenzaba a aflorar en nuestro pais...Me imagino que ya saben cual due el primer libro que llego a mis manos "Rayuela", un libro viejo, de hojas amarillas, leido y releido miles de veces por quien sabe quien y quizas en que momentos...Debo reconocer que no fue facil para mis diezytantos años leerlo y entenderlo, porque si existe un escritor mas complicado de entender es precisamente este...Rayuela no es el mejor libro para comenzar con el mundo de cortazar, es un libro maravilloso pero recomiendo comenzar con cuentos cortos, y luego avanzar a entender el mundo que propone Cortazar...

Contarles un poco que nació en Bruselas el 26 de agosto de 1914, de padres argentinos, En 1932 se graduó como profesor, que en el año 1951 se fue vivir a paris y es en esta ciudad donde escribe la mayoria de su obra. Murió en París el 12 de febrero de 1984.




A continuacion les regalo un extracto del cuanto: La noche Boca Arriba

Lo llevaron a la sala de radio, y veinte minutos después, con la placa todavía húmeda puesta sobre el pecho como una lápida negra, pasó a la sala de operaciones. Alguien de blanco, alto y delgado, se le acercó y se puso a mirar la radiografía. Manos de mujer le acomodaban la cabeza, sintió que lo pasaban de una camilla a otra. El hombre de blanco se le acercó otra vez, sonriendo, con algo que le brillaba en la mano derecha. Le palmeó la mejilla e hizo una seña a alguien parado atrás.



Como sueño era curioso porque estaba lleno de olores y él nunca soñaba olores. Primero un olor a pantano, ya que a la izquierda de la calzada empezaban las marismas, los tembladerales de donde no volvía nadie. Pero el olor cesó, y en cambio vino una fragancia compuesta y oscura como la noche en que se movía huyendo de los aztecas. Y todo era tan natural, tenía que huir de los aztecas que andaban a caza de hombre, y su única probabilidad era la de esconderse en lo más denso de la selva, cuidando de no apartarse de la estrecha calzada que sólo ellos, los motecas, conocían.

Lo que más lo torturaba era el olor, como si aun en la absoluta aceptación del sueño algo se revelara contra eso que no era habitual, que hasta entonces no había participado del juego. "Huele a guerra", pensó, tocando instintivamente el puñal de piedra atravesado en su ceñidor de lana tejida. Un sonido inesperado lo hizo agacharse y quedar inmóvil, temblando. Tener miedo no era extraño, en sus sueños abundaba el miedo. Esperó, tapado por las ramas de un arbusto y la noche sin estrellas. Muy lejos, probablemente del otro lado del gran lago, debían estar ardiendo fuegos de vivac; un resplandor rojizo teñía esa parte del cielo. El sonido no se repitió. Había sido como una rama quebrada. Tal vez un animal que escapaba como él del olor a guerra. Se enderezó despacio, venteando. No se oía nada, pero el miedo seguía allí como el olor, ese incienso dulzón de la guerra florida. Había que seguir, llegar al corazón de la selva evitando las ciénagas. A tientas, agachándose a cada instante para tocar el suelo más duro de la calzada, dio algunos pasos. Hubiera querido echar a correr, pero los tembladerales palpitaban a su lado. En el sendero en tinieblas, buscó el rumbo. Entonces sintió una bocanada del olor que más temía, y saltó desesperado hacia adelante.

-Se va a caer de la cama -dijo el enfermo de la cama de al lado-. No brinque tanto, amigazo.

Abrió los ojos y era de tarde, con el sol ya bajo en los ventanales de la larga sala. Mientras trataba de sonreír a su vecino, se despegó casi físicamente de la última visión de la pesadilla. El brazo, enyesado, colgaba de un aparato con pesas y poleas. Sintió sed, como si hubiera estado corriendo kilómetros, pero no querían darle mucha agua, apenas para mojarse los labios y hacer un buche. La fiebre lo iba ganando despacio y hubiera podido dormirse otra vez, pero saboreaba el placer de quedarse despierto, entornados los ojos, escuchando el diálogo de los otros enfermos, respondiendo de cuando en cuando a alguna pregunta. Vio llegar un carrito blanco que pusieron al lado de su cama, una enfermera rubia le frotó con alcohol la cara anterior del muslo, y le clavó una gruesa aguja conectada con un tubo que subía hasta un frasco lleno de líquido opalino. Un médico joven vino con un aparato de metal y cuero que le ajustó al brazo sano para verificar alguna cosa. Caía la noche, y la fiebre lo iba arrastrando blandamente a un estado donde las cosas tenían un relieve como de gemelos de teatro, eran reales y dulces y a la vez ligeramente repugnantes; como estar viendo una película aburrida y pensar que sin embargo en la calle es peor; y quedarse.

Vino una taza de maravilloso caldo de oro oliendo a puerro, a apio, a perejil. Un trozito de pan, más precioso que todo un banquete, se fue desmigajando poco a poco. El brazo no le dolía nada y solamente en la ceja, donde lo habían suturado, chirriaba a veces una punzada caliente y rápida. Cuando los ventanales de enfrente viraron a manchas de un azul oscuro, pensó que no iba a ser difícil dormirse. Un poco incómodo, de espaldas, pero al pasarse la lengua por los labios resecos y calientes sintió el sabor del caldo, y suspiró de felicidad, abandonándose.

Primero fue una confusión, un atraer hacia sí todas las sensaciones por un instante embotadas o confundidas. Comprendía que estaba corriendo en plena oscuridad, aunque arriba el cielo cruzado de copas de árboles era menos negro que el resto. "La calzada", pensó. "Me salí de la calzada." Sus pies se hundían en un colchón de hojas y barro, y ya no podía dar un paso sin que las ramas de los arbustos le azotaran el torso y las piernas. Jadeante, sabiéndose acorralado a pesar de la oscuridad y el silencio, se agachó para escuchar. Tal vez la calzada estaba cerca, con la primera luz del día iba a verla otra vez. Nada podía ayudarlo ahora a encontrarla. La mano que sin saberlo él aferraba el mango del puñal, subió como un escorpión de los pantanos hasta su cuello, donde colgaba el amuleto protector. Moviendo apenas los labios musitó la plegaria del maíz que trae las lunas felices, y la súplica a la Muy Alta, a la dispensadora de los bienes motecas. Pero sentía al mismo tiempo que los tobillos se le estaban hundiendo despacio en el barro, y la espera en la oscuridad del chaparral desconocido se le hacía insoportable. La guerra florida había empezado con la luna y llevaba ya tres días y tres noches. Si conseguía refugiarse en lo profundo de la selva, abandonando la calzada más allá de la región de las ciénagas, quizá los guerreros no le siguieran el rastro. Pensó en la cantidad de prisioneros que ya habrían hecho. Pero la cantidad no contaba, sino el tiempo sagrado. La caza continuaría hasta que los sacerdotes dieran la señal del regreso. Todo tenía su número y su fin, y él estaba dentro del tiempo sagrado, del otro lado de los cazadores.

Oyó los gritos y se enderezó de un salto, puñal en mano. Como si el cielo se incendiara en el horizonte, vio antorchas moviéndose entre las ramas, muy cerca. El olor a guerra era insoportable, y cuando el primer enemigo le saltó al cuello casi sintió placer en hundirle la hoja de piedra en pleno pecho. Ya lo rodeaban las luces y los gritos alegres. Alcanzó a cortar el aire una o dos veces, y entonces una soga lo atrapó desde atrás.

-Es la fiebre -dijo el de la cama de al lado-. A mí me pasaba igual cuando me operé del duodeno. Tome agua y va a ver que duerme bien.



jueves, 17 de diciembre de 2009

Bastante abandonado he tenido este espacio, así que tratare de ponerme al día...A borges lo conocí por mediados de los años 80s, cuando la dictadura en Chile comenzaba a mostrar sus primeras fisuras y nosotros amenazábamos  salir a las calles.
Reconozco que lo único que leí de el fue el libro  Aleph, que me aburrí enormemente...después trate de leer otras obras de el y realmente no pude, para mi es un autor lento y que en lo personal no me inspira..
Me propongo retomarlo nuevamente para encantarme con el, o derechamente ya no molestarme mas con el.

Aquí les regalo un Extracto del cuento El Aleph

La verdad no penetra un entendimiento rebelde. Si todos los lugares de la Tierra están en el Aleph, ahí estarán todas las luminarias, todas las lámparas, todos los veneros de luz.

Todo lenguaje es un alfabeto de símbolos cuyo ejercicio presupone un pasado que los interlocutores comparten; ¿cómo transmitir a los otros el infinito Aleph, que mi temerosa memoria apenas abarca? Quizá los dioses no me negarían el hallazgo de una imagen equivalente, pero este informe quedaría contaminado de literatura, de falsedad. Por lo demás, el problema central es irresoluble: La enumeración, si quiera parcial, de un conjunto infinito. En ese instante gigantesco, he visto millones de actos deleitables o atroces; ninguno me asombró como el hecho de que todos ocuparan el mismo punto, sin superposición y sin transparencia. Lo que vieron mis ojos fue simultáneo: lo que transcribiré sucesivo, porque el lenguaje lo es…

En la parte inferior del escalón, hacia la derecha, vi una pequeña esfera tornasolada, de casi intolerable fulgor. Al principio la creí giratoria; luego comprendí que ese movimiento era una ilusión producida por los vertiginosos espectáculos que encerraba. El diámetro del Aleph sería de dos o tres centímetros, pero el espacio cósmico estaba ahí, sin disminución de tamaño. Cada cosa (la luna del espejo, digamos) era infinitas cosas, porque yo claramente la veía desde todos los puntos del universo. Vi el populoso mar, vi el alba y la tarde, vi las muchedumbres de América, vi una plateada telaraña en el centro de una negra pirámide, vi un laberinto roto (era Londres), vi interminables ojos inmediatos escrutándose en mí como en un espejo, vi todos los espejos del planeta y ninguno me reflejó, vi en un traspatio de la calle Soler las mismas baldosas que hace treinta años vi en el zaguán de una casa en Frey Bentos, vi racimos, nieve, tabaco, vetas de metal, vapor de agua, vi convexos desiertos ecuatoriales y cada uno de sus granos de arena, vi en Inverness a una mujer que no olvidaré, vi la violenta cabellera, el altivo cuerpo, vi un cáncer de pecho, vi un círculo de tierra seca en una vereda, donde antes hubo un árbol, vi una quinta de Adrogué, un ejemplar de la primera versión inglesa de Plinio, la de Philemont Holland, vi a un tiempo cada letra de cada página (de chico yo solía maravillarme de que las letras de un volumen cerrado no se mezclaran y perdieran en el decurso de la noche), vi la noche y el día contemporáneo, vi un poniente en Querétaro que parecía reflejar el color de una rosa en Bengala, vi mi dormitorio sin nadie, vi en un gabinete de Alkmaar un globo terráqueo entre dos espejos que lo multiplicaban sin fin, vi caballos de crin arremolinada, en una playa del Mar Caspio en el alba, vi la delicada osadura de una mano, vi a los sobrevivientes de una batalla, enviando tarjetas postales, vi en un escaparate de Mirzapur una baraja española, vi las sombras oblicuas de unos helechos en el suelo de un invernáculo, vi tigres, émbolos, bisontes, marejadas y ejércitos, vi todas las hormigas que hay en la tierra, vi un astrolabio persa, vi en un cajón del escritorio (y la letra me hizo temblar) cartas obscenas, increíbles, precisas, que Beatriz había dirigido a Carlos Argentino, vi un adorado monumento en la Chacarita, vi la reliquia atroz de lo que deliciosamente había sido Beatriz Viterbo, vi la circulación de mi propia sangre, vi el engranaje del amor y la modificación de la muerte, vi el Aleph, desde todos los puntos, vi en el Aleph la tierra, vi mi cara y mis vísceras, vi tu cara, y sentí vértigo y lloré, porque mis ojos habían visto ese objeto secreto y conjetural, cuyo nombre usurpan los hombres, pero que ningún hombre ha mirado: el inconcebible universo.

¿Existe ese Aleph en lo íntimo de una piedra? ¿Lo he visto cuando vi todas las cosas y lo he olvidado? Nuestra mente es porosa para el olvido; yo mismo estoy falseando y perdiendo, bajo la trágica erosión de los años, los rasgos de Beatriz.

miércoles, 6 de febrero de 2008

Que como conoci a Walt whitman?, fue en una tarde de verano del 85, estudiando en el Ipes Blas Cañas, hoy la rimbonbante Universidad Catolica Silva Henriquez, entre muchos amig@s que uno frecuentaba, uno de ellos, no recuerdo quien, me lo menciono, indicandome que era un gringo "adelantadito" para su epoca, que epoca?, no lo supe hasta que lo descubri.
Los que conocen santiago de chile sabran que frente al cerro huelen, si si, el Sta lucia, existe desde tiempos immemoriales, en realidad, cuantos años tiene esa feria?, antes incluso que se tranformara en lo que es hoy, un antro de souvenir para turistas, la feria artesanal, fue en ese lugar, en uno de sus puestos donde compre unas hojas casi sueltas, si no es por el corchete que tenia de color cefe oscuro con la imagen tipica, despues lo supe, del viejo whitman impresa, un poema que poseía un sugerente titulo: "Hojas de hierba".
Era un adelantado, quien por esos entonces ponia al ser humano como centro, y le cantaba a la libertad de la creacion, estamos hablando de los años del 1800 (1840 en adelante).
Si no recuerdan el inicio de "hojas de hierba" aqui les va

"Yo me celebro y me canto a mí mismo
y de lo que me apropie te debes apropiar
pues cada átomo mío te pertenece."

Tiempo despues fui encontrando en libros diversos otros poemas de este señor, uno que me llamo la atencion fue "oh capitan, mi capitan" bello poema que se los regalo a continuacion y despues algunos fracmentos de "hojas de hierba".




OH CAPITÁN, MI CAPITÁN


Oh Capitán, mi Capitán:
nuestro azaroso viaje ha terminado.
Al fin venció la nave y el premio fue ganado.
Ya el puerto se halla próximo,
ya se oye la campana
y ver se puede el pueblo que entre vítores,
con la mirada sigue la nao soberana.

Mas ¿no ves, corazón, oh corazón,
cómo los hilos rojos van rodando
sobre el puente en el cual mi Capitán
permanece extendido, helado y muerto?

Oh Capitán, mi Capitán:
levántate aguerrido y escucha cual te llaman
tropeles de campanas.
Por ti se izan banderas y los clarines claman.
Son para ti los ramos, las coronas, las cintas.

Por ti la multitud se arremolina,
por ti llora, por ti su alma llamea
y la mirada ansiosa, con verte, se recrea.

Oh Capitán, ¡mi Padre amado!
Voy mi brazo a poner sobre tu cuello.
Es sólo una ilusión que en este puente
te encuentres extendido, helado y muerto.

Mi padre no responde.
Sus labios no se mueven.
Está pálido, pálido. Casi sin pulso, inerte.
No puede ya animarle mi ansioso brazo fuerte.
Anclada está la nave: su ruta ha concluido.
Feliz entra en el puerto de vuelta de su viaje.
La nave ya ha vencido la furia del oleaje.
Oh playas, alegraos; sonad, claras campanas
en tanto que camino con paso triste, incierto,
por el puente do está mi Capitán
para siempre extendido, helado y muerto.


ME CELEBRO Y ME CANTO A MÍ MISMO

1
Me celebro y me canto a mí mismo.
Y lo que yo diga ahora de mí, lo digo de ti,
porque lo que yo tengo lo tienes tú
y cada átomo de mi cuerpo es tuyo también.

Vago... e invito a vagar a mi alma.
Vago y me tumbo a mi antojo sobre la tierra
para ver cómo crece la hierba del estío.
Mi lengua y cada molécula de mi sangre nacieron aquí,
de esta tierra y de estos vientos.
Me engendraron padres que nacieron aquí,
de padres que engendraron otros padres que nacieron aquí,
de padres hijos de esta tierra y de estos vientos también.

Tengo treinta y siete años. Mi salud es perfecta.
Y con mi aliento puro
comienzo a cantar hoy
y no terminaré mi canto hasta que muera.
Que se callen ahora las escuelas y los credos.
Atrás. A su sitio.
Sé cuál es su misión y no la olvidaré;
que nadie la olvide.
Pero ahora yo ofrezco mi pecho lo mismo al bien que al mal,
dejo hablar a todos sin restricción,
y abro de para en par las puertas a la energía original de la naturaleza
desenfrenada.


CREO EN TI, ALMA MÍA...

5
Creo en ti, alma mía, el otro que soy
no debe humillarse ante ti,
ni tu debes ser humillada ante el otro.

Retoza conmigo sobre la hierba, quita
el freno de tu garganta,
no quiero palabras, ni música,
ni rimas, no quiero costumbres
ni discursos, ni aún los mejores,
sólo quiero la calma, el arrullo de tu
velada voz.

Recuerdo cómo yacimos juntos cierta
diáfana mañana de verano,
cómo apoyaste tu cabeza en mi cadera
y suavemente te volviste hacia mí,
y apartaste la camisa de mi pecho, y
hundiste la lengua hasta mi corazón
desnudo,
y te extendiste hasta tocar mi barba,
y te extendiste hasta abrazar mis pies.

Prontamente crecieron y me rodearon
la paz y el saber que rebasan todas
las disputas de la Tierra,
y sé que la mano de dios es mi
prometida,
y sé que el espíritu de Dios es mi
propio hermano,
y que todos los hombres que alguna
vez vivieron son también mis
hermanos, y las mujeres mis
hermanas y amantes,
y que el amor es la sobrequilla de la
creación,
y que son incontables las hojas rígidas
o lánguidas en los campos,
y las hormigas pardas en los pequeños
surcos,
y las costras de musgo en el cerco
sinuoso, las piedras apiladas, el saúco,
la hierba carmín y la candelaria.

WALT WHITMAN, UN COSMOS...

24
Walt Whitman, un cosmos, el hijo de
Manhattan,
turbulento, carnal, sensual, comiendo,
bebiendo y procreando,
no es un sentimental, no mira desde
arriba a los hombres y mujeres ni se
aparta de ellos,
no es más púdico que impúdico

¡Quitad los cerrojos de las puertas!
¡Quitad las puertas mismas de sus quicios!
Quien degrada a otro me degrada a mí,
y todo lo que hace o dice vuelve a la postre a mí.

La inspiración mana y mana de mí,
me recorren la corriente y el índice.
Pronuncio la contraseña primordial,
doy la señal de la democracia,
nada aceptaré, ¡lo juro!, si los demás
no pueden tener su equivalente
en iguales condiciones.

Voces desde hace largo tiempo
enmudecidas me recorren,
voces de interminables generaciones
de cautivos y de esclavos,
voces de enfermos y desahuciados,
de ladrones y de enanos,
voces de ciclos de gestación
y de crecimiento,
y de los hilos que conectan las estrellas,
y de los úteros y de la savia paterna,
y de los derechos de los pisoteados,
de los deformes, vulgares, simples,
tontos, desdeñados,
niebla en el aire, escarabajos que
empujan bolitas de estiércol.

Voces prohibidas me recorren,
voces de sexo y lujuria,
veladas voces cuyo velo aparto,
voces indecentes por mí purificadas
y transfiguradas.

No me tapo la boca con la mano,
trato con igual delicadeza
a los intestinos que a la cabeza
y el corazón,
la cópula no es para mí más grosera
que la muerte.

Creo en la carne y en los apetitos,
y cada parte, cada pizca de mí
es un milagro.
Divino soy por dentro y por fuera, y
santifico todo lo que toco o me toca,
el aroma de estas axilas es más
hermoso que una plegaria,
esta cabeza más que los templos,
las biblias y todos los credos.


viernes, 1 de febrero de 2008

En esta oportunidad quiero hablarles de un escritor chileno que me acompaño mucho en mi juventud, con un libro que marco mi enseñanza media, lectura obligatoria en primero medio, me refiero a Manuel Rojas y su "Hijo de ladrón".
Según mi parecer Manuel Rojas no pudo recibir todos los honores como debió haber sido por un simple hecho, la existencia de Pablo Neruda, quien opaco a todos los de su época por razones que no ventilare aquí.

Rojas inagura una forma de escribir muy interior, tan interior y personal que es el quien me insta a escribir mis primeros poemas de juventud, que dicho sea de paso no tiene ningun valor literario.

Luego aparecieron otros titulos para mi, como "Mejor que el vino", "Sombras contra el muro", "Lanchas en la bahia" y "La oscura vida radiante".

Manuel Rojas murio en el año 1973, despues de haber dedicado una vida entera a las letras, hombre autodidacta, hecho a mano de obrero, de lanchero, de caminante de la cordillera, de amigo de sus amigos.


Hijo de Ladron


Primera Parte

1

¿Cómo y por qué llegué hasta allí? Por los mismos motivos por los que
he llegado a tantas partes. Es una historia larga y, lo que es peor,
confusa. La culpa es mía: nunca he podido pensar como pudiera hacerlo un
metro, línea tras línea, centímetro tras centímetro, hasta llegar a ciento
o a mil; y mi memoria no es mucho mejor: salta de un hecho a otro y toma a
veces los que aparecen primero, volviendo sobre sus pasos sólo cuando los
otros, más perezosos o más densos, empiezan a surgir a su vez desde el
fondo de la vida pasada. Creo que, primero o después, estuve preso. Nada
importante, por supuesto: asalto a una joyería, a una joyería cuya
existencia y situación ignoraba e ignoro aún. Tuve, según perece,
cómplices, a los que tampoco conocí y cuyos nombres o apodos supe tanto
como ellos los míos; la única que supo algo fue la policía, aunque no con
mucha seguridad. Muchos días de cárcel y muchas noches durmiendo sobre el
suelo de cemento, sin una frazada; como consecuencia, pulmonía; después,
tos, una tos que brotaba de alguna parte del pulmón herido. Al ser dado de
alta y puesto en libertad, salvado de la muerte y de la justicia, la ropa,
arrugada y manchada de pintura, colgaba de mí como de un clavo. ¿Qué
hacer? No era mucho lo que podía hacer; a lo sumo, morir; pero no es fácil
morir. No podía pensar en trabajar -me habría caído de la escalera- y
menos podía pensar en robar: el pulmón herido me impedía respirar
profundamente. Tampoco era fácil vivir.
En ese estado y con esas expectativas, salía a la calle.
-Está en libertad. Firme aquí. ¡Cabo de guardia!
Sol y viento, mar y cielo.


miércoles, 30 de enero de 2008

Aqui quiero entregarle un especio a un escritor , tal vez un poco desconocido. Quizas usted recuerden esa pelicula "cuatro bodas y un funeral", en una escena uno de los protagonistas, homosexual el, esta despidiendo a su pareja que fallecio en una de las bodas en la cual participaron y declama un poema de W.H.Auden, para mi un escritor desconocido para ese entonces, y el poema en cuestion era "Funeral blue", un poema que habla de la existencia de ese ser que le da sentido a nuestra vida, esa persona que con su sola exitencia logra que la nuestra tenga sentido.
Este tipo fue poeta, dramaturgo y critico literario.
Aqui les regalo dicho poema y otros más, espero lo disfruten.


BLUES DEL FUNERAL


Paren todos los relojes, corten el teléfono
Eviten que el perro ladre dándole un hueso jugoso
Silencien los pianos y, con un sonido suave
Traigan el ataúd, dejen venir a los deudos

Permitan a los aviones dar círculos en lo alto
Escribiendo en el cielo el mensaje: él está muerto
Coloquen crespones alrededor de los cuellos blancos de los servidores públicos
Permitan usar guantes negros de algodón a los policías.

Él era mi norte, mi sur, mi este y mi oeste
Mi semana de trabajo y mi domingo de descanso,
Mi mediodía, mi medianoche, mi conversación, mi canción;
Pensé que el amor duraría para siempre: me equivoqué.

Ahora no se necesitan las estrellas sáquelas todas;
Llévense la luna y desmantelen el sol;
Vacíen el océano y limpien el fondo;
Pues nada, ahora podrá ser como antes.



CAPITÁN Y CONTRAMAESTRE

En los bares de Dick el Sucio y Joe el Desgarbado

nuestras copas bebimos de un trago,

unos con Margery arriba fueron,

otros, ay, con Kate;

y de dos en dos, como gato y ratón,

los desamparados jugaron a las casitas.

Allí la rica Meg, la amiga del marino

y Marion, la de ojos de vaca,

me abrieron sus brazos, pero yo

me negué a pasar adentro;

no andaba yo tras una jaula

donde desanimarme en mi vejez.

Los ruiseñores lloran en

los huertos de nuestras madres,

y los corazones que hace tiempo destrozamos

hace tiempo que destrozan a otros;

las lágrimas son redondas, el mar es profundo:

échalas por la borda y a dormir.



DECIDME CÓMO ES EL AMOR

Unos dicen que el amor es un niño

y otros dicen que es un pájaro,

unos dicen que es lo que mueve el mundo,

y otros dicen que eso es absurdo,

y cuando le pregunté al vecino de al lado,

que parecía como si lo supiese,

su mujer se enfadó mucho

y me dijo que no iba a sacar nada.

¿Se parece acaso a una pijama,

o al jamón de las clínicas de reposo?

¿Su olor recuerda a las llamas

o es un olor reconfortante?

¿Tiene espinas como un seto,

o es blando como pelusa de edredón?

¿Es afilado o tiene el borde suave?

Venga, decidme cómo es el amor.

Nuestros libros de historia se refieren a él

con notas minúsculas y crípticas ,

es un tema bastante habitual en

los barcos trasatlánticos;

he encontrado menciones al asunto

en relatos de suicidios,

e incluso lo he visto escrito

en contracubiertas de guías ferroviarias.

¿Aúlla como un pastor alemán hambriento

o retruena como una banda de ejército?

¿Alguien puede hacerme una buena imitación

con una sierra o con un Steinway Grand?

¿Cuándo canta en las fiestas la arma?

¿Sólo se dedica a los clásicos?

¿Se calla cuando uno quiere silencio?

Venga, decidme cómo es el amor.

Miré en el cenador

allí tampoco estaba.

Probé en el Támesis, cerca de Maidenhead,

Y en el aire tonificante de Brighton.

No sé lo que canta el mirlo

ni lo que decía el tulipán,

pero no estaba en el gallinero

ni debajo de la cama.

¿Puede hacer muecas extrañas?

¿Se marea con los balanceos?

¿Se pasa el día en las carreras

o haciendo chanchullos con alambres?

¿Tiene su propias ideas sobre el dinero?

¿Es lo bastante patriótico?

¿Sus chistes son vulgares pero divertidos?

Venga, decidme cómo es el amor.

Cuando venga, ¿será sin avisar?

mientras me esté hurgando la nariz?

¿Llamará a mi puerta por la mañana

o me pisará un dedo en el autobús?

¿Será como cuando cambia el tiempo?

¿Saludará con cortesía o sin educación?

¿Cambiará mi vida a fin de cuentas?

Venga, decidme cómo es el amor.


jueves, 24 de enero de 2008

Por que este blog tiene el nombre que tiene?, por alla por los finales de los años 70 y comienzo de los 80, cuando aun era un niño en proceso de crecer y querer vivir, uno de los oficios que tenia para ayudar a la familia era el de recolector de diarios que luego podia vender en el matadero Franklin, si hay entre San diego y Santa Rosa. Por lo general entre los diarios aparecian cosas misteriosas para mi, papeles, plasticos indesifrables, objetos de dudosa reputacion que recien hoy puedo adivinar para que servian, y entre esos raros objetos aparecieron dos libros que marcaron mi camino de lector; "Versos Sencillos" de Jose Martí, en una edicion pequeña de no mas de quince centimetros, tapa roja y encuadernacion dura que con los años de tanto prestar ya no volvio a mis manos, y el otro, es el que lleva el titulo de esta panfetlo que trata de ser algo, "La sangre y la esperanza" de Nicomedes Guzman, un libro de edicion normal, de tapa roja y negra y algo que no comprendia: Editorial Quimantu. Dos libros que representaron el primer tesoro al cual me aferre.
De Guzman ustedes pueden investigar en diferentes lugares, solo quiero abrirles el apetito para conocer su mundo.

"Primera parte. El coro de los perros.Capitulo I. La viruta.



Bajo, de una estatura que traicionaban apenas unos cuentos edificios de dos pisos, arrugados, polvorientos, el barrio era como un perro viejo abandonado por el amo.Si las lluvias y las nieves de aquellos años tuvieron para el azotes de inclemencia, el buen sol supo resarcirlo en su desamparo con las profundas caricias de sus manos afectuosamente calientes. Y hasta buscó, a la llegada de los crepúsculos, en los ojos turnios y lagañosos de sus ventanas, el reflejo de sus largas barbas, antes de despedirse del mundo y de los hombres.
Era la vida. Era su rudeza. Y eran sus compemsaciones.
Y nosotros, los chiquillos de aquella época, eramos el tiempo en eterno juego, burlando esa vida que, de miserable, se hacia heroica."......

La historia de Enrique es la historia de los pobres que hoy caminan por las calles de muchas ciudades.

Estan invitados pues a leerlo y me cuentan.

Tal vez lo encuentren en alguna libreria oficial o mas seguro que busquen en una de libros usados, por San Diego o Plaza Almagro.

Otros titulos de Nicomedes Guzman:
La Sangre y la esperanza I y II
Los Hombres Oscuros
Una moneda al rio y otros cuentos
De donde nace el alba
Los trece meses del año (novela inedita e inconclusa)
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